Sus obras son un retrato irónico y violento de la cultura más próxima y a la relación que ejerce con el espacio urbano, los medios de comunicación y el imperio de los capitales simbólicos. Se vale de las nuevas tecnologías para abanderar la recuperación de formas clásicas, de la transgresión del espacio urbano para modificar y atacar las conductas de sus habitantes; y de los medios de comunicación para engañar y burlar a sus usuarios. Su premisa es la violentación del espectador en formato reaccionario, utilizando para su fin medios reconocibles de aparentes sencillas lecturas e inmediatos a la actual sociedad de consumo. Busca su materia prima en el underground y en los medios de comunicación de masas, que luego transfiere en su propio código al espacio expositivo (y fuera de él) en soportes tan diversos como personales apelando siempre a la ironía y la transgresión.
Su trabajo es cambiante, se adecua al momento y se diversifica en su forma y contenido, que para el artista sugiere el adecuamiento a su propio desplazamiento como sujeto y creador. El cambio constante es el hilo conductor de la obra de Ceball, creaciones que se elevan como un fiel referente para entender nuestra sociedad en su forma más pedestre.